martes, junio 27, 2006


Muchas veces
las diferencias son más notorias que las coincidencias.

A ti te gusta la cerveza,
a mi el café.
Tu prefieres la libertad de los Converse,
yo la sobriedad de mis Flexi.
A ti te gusta la trova, el canto nuevo
y a mi también, pero a veces también prefiero el punk y el metal.
Tu vives inmersa en un mundo de óleos, lienzos, trazos y figuras
mientras el mío se compone de escuelas sociológicas y teorías subjetivistas.

Sin embargo
la coincidencia que nos une
rebasa las barreras de nuestras propias diferencias,
mas el concepto para definirla tiene sus particularidades.
Algunos esclarecidos le han llamado "curiosidad",
otros tantos "legítimo deseo de estar juntos".
La verdad
yo creo que es amor.

domingo, junio 18, 2006

¿Qué puedo hacer
con todo el amor
que se me atora en la garganta
cuando no te veo?

¿Qué puedo hacer
cuando la poesía
se me agolpa en las manos
y no tengo cerca a tu piel
como cuaderno virgen
para plasmarla?

(Se lee entre líneas un "te extraño" desesperado)

sábado, junio 10, 2006

Barrimos, trapeamos, sacudimos.
Luego, una película.
¿Qué tal El ladrón de orquídeas?
La rentamos.
Compramos palomitas,
Sprite para ti,
Coca Cola para mi.

Regresamos a tu casa.
Pones la película.
Nos sentamos en el sofá.
Silencio.
Cruzas la piernas.
Me cuesta trabajo leer los subtítulos,
me dejé los lentes en casa.
Más silencio.
Un sobresalto,
risas
y la muerte de alguien que no debía morir,
en la película, por supuesto.

Jugamos un poco con las manos hasta que estas se entrelazan.
Silencio.
Caricias delicadas sobre la piel van y vienen.
Empiezan los créditos,
¿ya terminó?
Sostenemos una breve plática
mientras observo como te maquillas.
Impecable.

De vuelta al sofá
un par de caricias furtivas nos alcanzan.
"Escríbeme algo", me dices.
Busqué papel y lápiz.
"Escríbeme algo sobre la piel".
Sorpresa,
menuda sorpresa.
Me invade una risa nerviosa.

Inocentemente
preparaste una plumilla y tinta china.
Primer intento: horrible.
Segundo intento: espantoso.
La tinta se corre,
te mancha.
Cambio de estrategia:
usemos un bolígrafo.
Así resultó más fácil.

Empezé enlazando ideas en la mente,
luego palabras,
luego poemas.
Lo hice a través de tus brazos,
de tus hombros,
de tu cuello,
de tus pies.
Los versos se sucedieron uno tras otro.
Quedaste satisfecha.

Tomamos fotos de tu cuerpo,
performance vivo de poesía.
Te acaricié,
¿lo notaste?
Silencio.
Las miradas van y vienen,
iban y venían.
¿Jugamos al cíclope
o a los amorosos que callan?
¿Qué tal a las dos cosas?
En silencio nos besamos.
Una, dos, cinco veces y mil más.

Sonrisas.
"Ya es hora de irnos" dijiste,
y nos fuimos.
Paseamos por las calles tomados de la mano.
En una esquina oscura nos besamos.
Si,
también en silencio.

Ya casi eran las 10,
hora de agarrar cada quien su camino.
Nos miramos a los ojos.
"Nos veremos pronto", decimos.
Un último beso,
uno más fugaz.
Te das la vuelta y caminas.
No me fui hasta que te perdí de vista.

Crucé la calle,
tomé el transporte.
En silencio sonrío,
estoy dejando de callar que te amo.

Te he visto por las calles
paseándote grácil y espontánea
con mis poemas prendidos de tu piel
como prendas frágiles que el agua y el jabón
pueden desprender.

viernes, junio 09, 2006

Tuvimos que cambiar
la elegancia de la pluma fuente
por las formas arcaicas de un bolígrafo de punto
a la hora de hacer poesía sobre tu cuerpo.

Me pediste escribir sobre tu piel
los versos que componen mis noches.
Me diste tinta,
una plumilla delgada
y la satisfacción de pasearme por tu cuerpo.

Cuando llegues aquí
podremos decir abiertamente
"la poesía ha comenzado".

miércoles, junio 07, 2006

...que estoy dejando de callar que te amo.

sábado, junio 03, 2006

Cierra los ojos.

Escucha la canción.

Es de un trovador, si...pero bien puede ser mía y ser para tí.

Tus manos se anidaron en las mías
cuando la canción del trovador ausente
se escuchó fuerte en tu corazón
sacudiendo violentamente la mesa,
alborotando la pasividad de tu cerveza
y mi café.